¿Podemos utilizar los datos que nos entregan en una tarjeta de visita de un profesional de una empresa para enviar publicidad? Newsletter mayo 2019
Las tarjetas de visita son una forma tradicional de intercambiar nuestros datos profesionales para que otras personas o empresas puedan contactar con nosotros y viceversa. En este caso concreto vamos a analizar si la simple entrega de una tarjeta de visita autoriza o genera algún derecho en su receptor o receptora para tratar esos datos personales.
En primer lugar, debemos acudir a la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información (LSSICE), en concreto, al artículo 21 que regula la prohibición de remitir comunicaciones comerciales realizadas a través de correo electrónico o medios de comunicación equivalente siempre y cuando no hubieran sido solicitadas o expresamente autorizadas.
Por tanto, si nos hacemos las siguientes preguntas: ¿podría usar esa tarjeta de visita para enviarle información comercial? ¿Podría incluir su e-mail en nuestros envíos comerciales con alguna de las herramientas que hay en el mercado?
La respuesta sería no, ahora bien, sí que podemos enviarle un correo pidiendo esa autorización para enviarle información comercial o si ha sido a petición de la persona que nos ha entregado la tarjeta, enviársela directamente. Para incluirla en los siguientes boletines si deberíamos pedirle autorización expresa. Pensad, que cuando nos dejan una tarjeta de visita suele ser para que contratemos/contactemos con esa persona y no para enviarle información comercial (salvo que nos lo indique).
Además, aunque la normativa de aplicación, por el principio de especialidad, sea la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información para este envío de información comercial, también debemos tener en cuenta el artículo 19 de la actual Ley Orgánica sobre Protección de Datos Personales y Garantía de Derechos Digitales (LOPDGDD), por lo que podríamos usar esa tarjeta con dos finalidades concretas:
a) Que el tratamiento se refiera únicamente a los datos necesarios para su localización profesional.
b) Que la finalidad del tratamiento sea únicamente mantener relaciones de cualquier índole con la persona jurídica en la que el afectado preste sus servicios.
Por ello, encontraríamos la legitimación para el tratamiento de esos datos en base a la existencia de un interés legítimo, (pero no para el envío de comunicaciones comerciales) lo que no significa que no debamos de cumplir con el deber de información regulado en el artículo 13 del Reglamento Europeo sobre Protección de Datos Personales (RGPD).
Por tanto, ¡claro que podemos llamar a esa persona que nos da la tarjeta!, pero con la finalidad de localizarlo para entablar relaciones comerciales con su entidad en uno u otro sentido.
Ahora bien, hemos comentado que hay que informar al interesado, al titular de esa tarjeta, pero ¿cuándo facilitamos esa información sobre protección de datos?
Una posibilidad puede ser en ese primer e-mail de envío de información sobre los productos o servicios que queremos ofrecer de nuestra empresa. En este email informaremos de todos los puntos sobre los que este artículo nos obliga a especificar: responsable de tratamiento, finalidades, tiempo de conservación de los datos o ejercicio de derechos del interesado.
De esta manera estaremos garantizando al interesado el control de sus datos personales puesto que tiene toda la información para poder ejercer los derechos que al amparo del Reglamento Europeo y la Ley Orgánica de Protección de datos y podremos así remitirle esa información comercial con todas las garantías.
Otra opción es informar en las ferias, mostradores, webs… con el uso que se va a hacer de los datos contenidos en estas tarjetas, si bien, a veces, puede ser poco operativo y complicado de demostrar.
En conclusión, tenemos que tener presente que podemos contactar con la persona que nos da la tarjeta de visita para localizar y pedirle u ofrecerle sus productos o servicios o los nuestros y si podemos y no es algo descabellado, informarla con las cláusulas informativas que acostumbramos a ver en protección de datos.
Si queremos usar su e-mail para enviarle nuestros boletines o información comercial por e-mail de forma continuada, tendremos que pedirle autorización.
Recuerde también que la imagen de su empresa o entidad está en juego en caso de usar esos datos de forma abusiva y sin que esa persona muestre interés.